Como Dejar De Ser Indeciso


¿Cómo dejar de ser indeciso?

Muchas veces es difícil tomar decisiones. La indecisión surge desde la preocupación. Cuál es el mejor resultado para una determinada situación, ¿cuáles son los pros y los contras?

1. Analiza la situación.

Tomar descisiones no debe ser aleatorio, hay necesidad de pensar detenidamente y analizar una situación desde los parámetros objetivos y subjetivos.

2. Considerar las consecuencias.

Es importante tomar en cuenta los posibles resultados de nuestras acciones, tanto positivos como negativos para elegir la mejor opción.

3. Valora el peso de cada decisión.

No todas las decisiones tendrán la misma importancia, algunas tendrán un mayor impacto que otras. Teniendo esto en cuenta, será mejor tomar la decisión correcta.

4. Hazte responsable de tus decisiones.

Una vez que una decisión se tome, no hay vuelta atrás. Es necesario asumir la responsabilidad y compromiso por lo que decidimos.

5. Elimina los pensamientos negativos.

Cuando tomamos decisiones, es normal que surjan nuestras preocupaciones y temores. Estas sensaciones deben ser enfrentadas y no permitir que nos paralicen.

6. Conoce tus límites.

También es necesario conocer nuestros límites, para no sentirnos comprometidos con situaciones absurdas. Por tanto, hay que ser claro sobre nuestras capacidades y habilidades.

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7. Escoge una decisión y sigue adelante.

Una vez que te hayas preparado y has hecho tus análisis, es importante que tomes la decisión. Esta debe ser la óptima para todos, sin dejar de tener en cuenta tus necesidades y deseos.

Conclusión

Dejar de ser indeciso, es una habilidad que se va construyendo con el tiempo. Es necesario no permitir que los miedos e inseguridades afecten nuestras decisiones. Seguir estos consejos nos ayudará a tomar mejores decisiones.

¡No seas indeciso! ¡Toma la decisión correcta!

¿Cómo se comporta una persona indecisa?

Una persona indecisa es aquella que tiende a retrasar la toma de decisiones importantes y estresantes. Pero además, las personas indecisas suelen obsesionarse con solo unas pocas opciones y terminan no decidiendo o tomando una decisión que no les satisface. También, una persona indecisa puede tener pensamientos negativos acerca de las consecuencias de cada decisión y preocuparse profundamente por cada resultado potencial. Estas personas también pueden procrastinar y sentirse acorraladas y frustradas cuando están tratando de llegar a una decisión definitiva.

¿Por qué soy tan indecisa?

Las causas de la indecisión constante, o aboulomanía, normalmente se encuentran en el perfeccionismo o necesidad de hacer todo de forma perfecta, o en la inseguridad y miedo derivados de la propia imagen o baja autoestima que frecuentemente hacer sentir incapacidad de asumir el rumbo de la vida sin temor. Muchas veces la indecisión es una forma de evitar decisiones con las que una se sentirá incómoda. Otras veces la indecisión es el resultado de la presión, tanto interna como externa para tomar una decisión perfecta y la inquietud que ello conlleva.

Además, la presencia de bloqueos inconscientes derivados de experiencias pasadas que impiden tomar decisiones o no se cuenta con los recursos emocionales o estrategias de afrontamiento adecuados para enfrentar la situación. Es decir, la ambientación interna niega el paso a la búsqueda de soluciones.

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Otra causa es el procrastinamiento, es decir, la tendencia a aplazar lo que se puede hacer, principalmente las decisiones, evitando la responsabilidad y el compromiso consigo mismo y con los demás. Muchas veces una persona está consciente de que debería tomar una decisión, pero se frustra y evita hacerlo.

¿Cuáles son las mayores consecuencias de ser una persona indecisa?

Las consecuencias de ser indeciso Responsabilizamos a los demás de nuestro fracaso: es muy común pensar que como no hemos sido nosotros quienes tomamos la decisión, la responsabilidad de que las cosas hayan ido mal es de quien sí se atrevió a decir sí, a decir no o a elegir entre las opciones existentes.

Pérdida de oportunidades: al ser indeciso no nos atrevemos a aceptar los retos que la vida nos presenta y ello nos impide aprovechar situaciones que podrían haber sido muy beneficiosas.

Baja autoestima: el resultado de la indecisión fue el fracaso, por lo tanto, nos sentimos mal por nosotros mismos, empezando a mirar con cierto pesimismo nuestra capacidad de tomar decisiones.

Falta de objetivos: al no tener la capacidad de tomar decisiones, nuestras metas no se van a ver cumplidas, lo cual gatillará una especie de estancamiento en nuestras vidas.