¿Cómo Saber Si Un Niño De 2 Años Es Abusado?
A medida que los niños van creciendo, adquieren nuevas habilidades y su personalidad comienza a desarrollarse. Su curiosidad también aumenta, así como su independencia. Lamentablemente, esto también puede ser una ventana para que un niño pequeño sea víctima de abuso.
Es importante que los padres y otros miembros de la familia conozcan los posibles signos de abuso verbal, emocional, sexual o físico en niños menores de dos años de edad, para que puedan identificar una situación de peligro.
Síntomas
Los niños pequeños en nuestra sociedad tienen derechos y necesidades para poder desarrollarse y sentirse seguros. Se deben tener en cuenta estos signos importantes:
- Cambios en el comportamiento: A veces estos cambios son difíciles de detectar en la primera etapa. Los niños pueden ser más retraídos o irritables de lo normal. También pueden mostrar hiperactividad, otros podrían convertirse en egocéntricos y tener cambios en su apetito.
- Emociones negativas: Esto puede variar en edades tempranas, ya que los niños todavía no son capaces de procesar sus problemas con claridad. El niño puede tener miedo a la oscuridad, no ser capaz de dormir solo, tener pesadillas, mostrar ansiedad/ depresión y también mostrar problemas para relacionarse con los demás.
- Frecuencia de enfermedades: Los niños que están siendo abusados suelen tener más visitas al médico por golpes, quemaduras, cortes, mareos, vómitos o dolor abdominal. Estas señales también deben ser una alarma para los padres.
Recomendaciones
Es recomendable que los adultos establezcan límites adecuados con el niño y creen un ambiente de respeto y afecto para que el niño tenga la confianza suficiente para abrirse y comunicar posibles situaciones de peligro. Es importante también vigilar a los niños cuando se encuentran con personas que no conocen bien. Deberían hablar con el niño acerca de lo que es seguro o no para que sepa cómo reaccionar cuando se encuentre en una situación de peligro.
En el caso de detectar algún comportamiento anormal en el niño, es importante que los padres tomen los pasos correspondientes para poner fin a la situación y acudir a las autoridades pertinentes para recibir un tratamiento adecuado.
¿Cómo se puede abusar de un bebé?
Conductas que involucran caricias tales como: Acariciar los genitales, pechos o ano de un niño por placer sexual u otro motivo innecesario, Practicar juegos sexuales o hacer que un niño toque los genitales de alguien más son ejemplos de abuso infantil. El abuso infantil puede incluir pero no se limita a; éstas conductas sexuales. El abuso incluye físico, verbal, emocional, explotación financiera, y explotación laboral. El abuso de un bebé es cualquier acción intencional que cause daño a un bebé, tanto físico como emocional. Esto incluye el castigo excesivo o el trato cruel o indebido de un bebé por parte de un adulto, que perjudique la salud y bienestar del bebé. Estas acciones nunca están justificadas. El abuso es un crímen y debe ser denunciado.
¿Cómo saber si le pegan a mi hijo?
Señales comunes de abuso en la guardería y negligencia a tener en cuenta Moretones inexplicables, rasguños u otras lesiones, Cambios en el comportamiento, Hambriento y sediento al recoger, Pesadillas recurrentes, Regresión, Pañales sucios y sarpullidos de pañal de larga duración, Su hijo es disruptivo en situaciones sociales , Su hijo muestra miedo o ansiedad en torno a las personas del cuidado infantil, Su hijo presenta problemas para dormir y falta de energía, Hay cambios en la alimentación de su hijo, Cambios repentinos en la toma de medicamentos, Su hijo desarrolla temerosos o inhibiciones automáticas, Su hijo no le gusta ir a la guardería o jardín de infancia.
¿Cuál es el perfil de un niño abusado?
¿Cuál es el perfil de un niño o niña que puede estar presentando abuso sexual? Comienza a manifestar el temor a estar solo, temor a los hombres o a un determinado miembro de la familia. Resistencia a desnudarse y bañarse. Aislamiento o rechazo a relacionarse tanto con adultos como con niños de su edad. Inseguridad, ansiedad, tristeza o depresión. Cambios repentinos en el comportamiento, como movimientos de autoflagelación o impulso a lastimarse o hacerse daño a sí mismo. Reacciones exageradas en la familia o en el colegio. Trastorno del sueño, pérdida de apetito, pesadillas. Sufrimiento físico como dolores articulares, cansancio extremo, dolores de cabeza, hematomas en la zona genital o en los brazos. Dificultades para concentrarse. Sucesos inexplicables de incontinencia.